Lo peor y lo mejor
Una de las peores cosas que tenemos como humanos es la capacidad de imaginar.
Y también, una de las mejores.
Muchas veces pensamos que imaginar es únicamente algo lindo.
Pero la ansiedad… también es imaginar.
Es tener una claridad tal capaz de hacernos vivir por adelantado algo malo, sin que ni siquiera pase.
El miedo, el pánico, la inseguridad. Todos son productos de una imaginación tan buena
que se vuelve mala.
Pero imaginar también es eso que nos salva.
Lo que nos hace salir de los peores encierros.
Es poder hacernos imágenes mentales de fechas a futuro donde las cosas que queremos finalmente pasan,
donde alcanzamos esos proyectos que soñamos,
donde nuestros objetivos se hacen realidad.
La imaginación es lo peor y lo mejor.
Nos encierra y nos libera.
Nos debilita y nos fortalece.
Nos duele y nos cura.
La imaginación no es más que una herramienta.
Y todo está en cómo decidamos usarla.
La próxima vez que nos imaginemos los peores escenarios…
podemos hacer el ejercicio de imaginar los mejores.
Frente a un “¿y si todo saliera mal?”
nada mejor que un “¿y si todo saliera bien?”
Lo más probable es que lo que termine sucediendo sea algo entre medio.
Por eso está bueno, a veces, decidir dejar de imaginar.
Y en lugar de hacernos imágenes mentales a futuro,
podemos revivir las anteriores,
y descubrir la cantidad de cosas malas que superamos y buenas que disfrutamos.
La nostalgia es esa dosis de felicidad pasada
a la que siempre podremos volver.
Pero sobre todo, lo que nos va a hacer muy bien es apagar por un rato las notificaciones mentales del pasado y el futuro,
y dejarnos llevar por la increíble cantidad de cosas que nos están pasando
en este mismo instante.
